Solemos ser indiferentes a lo que nos rodea: los pequeños animales que encontramos afuera, los perros callejeros, la gata que nos mira desde de la ventana vecina. Pero mucho más que eso, también somos indiferentes a las personas que se cruzan en nuestro camino. Lo terrible es cuando dejamos de ver a quienes viven con nosotros. Este bello libro nos llama la atención al respecto.