Para este homenaje se contó con la presencia del autor, quien estuvo acompañado de Cecilia Fernández Meléndez, bibliotecaria, narradora y promotora de lectura; y Ana Laura Palacios, profesora y promotora de lectura. Asimismo, Vania Reséndiz Cerna, directora general de la FILO estuvo presente para dirigir unas palabras y entregar el reconocimiento al escritor.
La dinámica de este homenaje consistió en una intervención de dibujo en vivo por parte de Da Coll, quien en un pizarrón plasmó parte de su trabajo al tiempo que iba respondiendo las preguntas de sus interlocutoras y de las niñas y niños presentes. Durante esta actividad el colombiano explicó que su personaje más célebre, el Chigüiro, se basa en un animal presente en su país natal y en otros del sur de América, el cual se encuentra en peligro de extinción.
Apuntó que la primera vez que lo ideó se basó sólo en una fotografía que vio de dicho animal, ya que en aquel tiempo (1995), no estaba tan difundido el uso de internet. El primer libro donde apareció este personaje fue Chigüiro y el lápiz, el cual, a su vez, hace referencia a uno de los cuentos favoritos de la infancia de Da Coll, enviado por su abuela desde Suecia y donde unos niños con un lápiz mágico dibujan un tigre que los persigue.
Los libros de Chigüiro no tienen palabras, sólo dibujos, y según explicó el autor, en ellos juega un papel fundamental la creatividad. “En Latinoamérica somos personas muy creativas, no necesitamos gran cosa para ser felices, acaso un amigo que nos ayude”. Sobre esto último, resaltó que otro de los valores presentes en su obra es la solidaridad, “porque los humanos siempre necesitamos de ayuda para salir adelante”.
Contó que asistió a la universidad, pero sólo un semestre ya que no le gustó, le pareció una prolongación de la escuela tal como la conocía. “Yo siempre he tenido un problema con la autoridad”, dijo sobre esto. Debido a esto, el origen de su trabajo es casi autodidacta. “Cuando uno lo hace de manera autodidacta tiene que echar mano de lo que tiene”.
“Los libros son como los hijos de uno”, dijo Da Coll, y agradeció el homenaje rendido en esta edición de la FILO. Agregó que “el mejor homenaje que le pueden hacer a uno cuando escribe libros es que los disfruten porque para eso fueron hechos”.
Para finalizar ofreció un consejo a las infancias presentes y a sus padres y madres: “siempre haz lo que más te guste, siempre y cuando no signifique hacerte daño, principalmente a ti mismo, ni a los demás”.
Ivar Da Coll comenzó como titiritero de una compañía de teatro y más tarde desarrolló una prolífica carrera como escritor e ilustrador de libros infantiles. En 1999 fue nominado para el Premio Hans Christian Andersen. También ha sido seleccionada para la Lista de Honor de IBBY y su obra ha sido objeto de exposiciones individuales. En 2014 recibe el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil por el conjunto de su obra.