Después de unos años, Antonio Jiménez regresa convertido en un exitoso vendedor textil. Cansado del tratamiento, comienza a dejar sus pastillas de litio y siente que la enfermedad es un asunto del pasado. Pero se equivoca. Cuando cree no temerle a nadie ni a nada, unos ojos amarillos salen detrás la cortina. Pronto regresa el insomnio con un nuevo fantasma. Su mente aún tiene mucho que ofrecerle y la vida le planteará retos innombrables. Nunca fue tan peligroso sentirse sano.