Esta es la historia de una abuela que con gran sabiduría le enseña a su nieto el proceso de la vida. La importancia de observar los gestos en las personas para saber cuándo transmiten enojo, ternura, impaciencia. Cuando le preguntaban a la abuela los años que tenía, ella respondía: “tengo diez años”, los muchachos se burlan porque creen que está loca. Ante esta situación su nieto se pone triste. Un día la abuela invitó a su nieto a coger y comer naranjas. Cada vez que consumían una naranja ella le preguntaba: ¿Cuántas quedan? y el respondía. En ese momento comprendió que en el ciclo de la vida, los años consumidos pertenecen al pasado y el único tiempo disponible es el que queda por vivir.